miércoles, 18 de noviembre de 2009

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No pensaba que un viaje tan hermoso pudiera constituir una prueba. Mi partida era una fiesta. Ver Italia; echarme,en el momento en que se tienden hacia nosotros, en sus fraternos brazos; volverme, el día del aniversario de Magenta, hacia el lugar donde mi padre se dejó un buen jirón de si mismo, escuchar, adivinar el hermoso idioma que canta a mi alrededor; perderme entre la cálida muchedumbre que se distrae por la noche y sorbe gelati o limonadas mientras lee, a la luz de los faroles azules, la cuarta edicion del corriente della sera; buscar, por ultimo en aquel pueblo que una justa guerra inflama de un gozo religioso, la imagen de nuestra propia fé. Esto es lo unico que he visto y en lo unico que he pensado al principio.

Au Revoir !

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